martes, 24 de mayo de 2016

LA BRUJA. Un cuento de terror con trasfondo social.


Advertencia: El presente texto contiene información que revela importantes detalles argumentales de la película.

Una de las ideas mas interesantes que he leído sobre "La Bruja" es la que hace referencia a los inequívocos vínculos de esta historia ambientada en la Alta Edad Media en Nueva Inglaterra y los atentados del 11S. A su vez, esta ópera prima de Robert Eggers (director y guionista de la película que nos ocupa) recuerda a otra obra, "El Bosque", de M. Night Shyamalan, con la que tiene no pocas conexiones más allá de lo estrictamente argumental, conexiones que nos retrotraen también a las (aún) terribles y traumáticas consecuencias de los atentados de 2001.
He de añadir que "La Bruja", antes de entrar en materia, es una obra difícil de digerir y de ignorar, debido a su impresionante belleza plástica, a la fotografía naturalista de Jarin Blanschke, que recuerda a la pintura flamenca y también y particularmente a las pinturas negras de Goya. La banda sonora de Mark Korven por su lado describe y transmite a la perfección la paranoia y el miedo que poderosas imágenes dejan en nuestras retinas. Y también hay que destacar la interpretación de todo el elenco, especialmente la joven Thomasin, interpretada por Anya Taylor-Joy.
La influencia estilística del cine de Dreyer, Bergman o Hanecke tampoco pueden ignorarse, recordando la cinta del novel director americano al tono dramático de "La palabra", "El séptimo sello" o "La cinta blanca".
La película narra la historia de una familia calvinista que en 1630 es expulsada de una colonia debido a la rebeldía de su progenitor, lo que les obliga a marcharse a vivir junto con su mujer y cinco hijos a una granja apartada y aislada. Los problemas, además de extrema gravedad, no se harán esperar. Debido a la escasez de alimentos la moral de la familia decae y origina situaciones tensas entre sus miembros que, unido a unas férreas creencias religiosas y supersticiosas, generará un estallido de paranoia al que no podrán poner freno. La desolación y el miedo se desata cuando en los primeros compases de la película, el hermano pequeño, un bebé de pocos meses, desaparece mientras su hermana mayor Thomasin cuida de él. La desaparición, rápidamente, se le atribuye a los lobos que habitan el bosque, justo al lado de la granja donde vive la familia. No obstante, Caleb, un apuesto preadolescente ya tiene claro que detrás de la desaparición de su hermano pequeño está la bruja que vive en el bosque. William, el padre de familia, y Katherine, la madre, rehuyen las explicaciones sobre la bruja, si bien ellos mismos afirman y alertan constantemente sobre de la existencia de la misma. Robert Eggers en ese mismo momento desdobla la narración en dos direcciones o capas: por un lado el cuento de terror basado en los escritos de la época, donde las brujas habitaban los bosques esperando la oportunidad de secuestrar y sacrificar a cualquier incauto (preferiblemente niños), y por otro un drama familiar que deja en el aire temas tabúes como el incesto o el parricidio, entre otros, y lanza proclamas feministas en momentos clave del metraje.
¿Hay realmente una bruja en el bosque? ¿es ella responsable de la desaparición del bebé? Robert Eggers va lanzando preguntas al espectador que ponen en tela de juicio todo lo que vemos en la pantalla. Por un lado somos conscientes del contexto en el que la familia comienza a perder la noción de la realidad, debido a las penurias que viven y el miedo a una supuesta bruja que los acecha, y por otro se nos muestran de forma explícita algunas apariciones de la bruja, bastante gráficas y macabras, como por ejemplo la escena en la que sacrifica al bebé pequeño con un cuchillo y después de una elipsis observamos cómo come trozos pequeños del niño y se unta la sangre por el cuerpo. Haciendo referencia al inicio del texto, es inevitable recordar el cuadro de Goya "Saturno devorando a un hijo" en casi todas las apariciones de la bruja. Eggers nos muestra  aquello que deseamos ver o que conocemos de las brujas culturalmente, léase una anciana ataviada de andrajosos ropajes y pelo despeinado y blanco, que vive en una cabaña en las profundidades de los bosques, recordándonos casi instantáneamente a la icónica bruja shakespeariana de "Macbeth", pasando por la versión que Disney aportó con "Blancanieves y los siete enanitos", o las brujas presentadas por Dreyer en su obra maestra "Dies Irae". Sin olvidar, por supuesto, la bruja del cuento infantil de los hermanos Grimm "Hansel y Gretel", del que extrae claramente su esencia. Dicho esto cabe reflexionar si el director norteamericano, ganador del premio al mejor Director en el último festival de Sundance por la presente película, no juega realmente al despiste introduciendo en nuestra psique las mismas patrañas que William a su familia, todo para mantenerlos alejados del peligroso bosque, territorio de un poderoso enemigo.
Las conexiones con la antes mencionada obra de Shyamalan son más que evidentes, no solo por jugar desde el suspense y la sugerencia para construir una cinta dramática con claros componentes de terror psicológico, sino por la radiografía histórica y social de ambas obras: ¿es así como se configuró el poder político e ideológico en Estados Unidos, sobre los cimientos del miedo a enemigos externos, reales o inventados si fuese necesario? Eggers parece dejar claro que sí, y como en la cinta de Shyamalan, la sombra del 11S y los más que probables ataques de falsa bandera así lo atestiguan, vistas las investigaciones científicas realizadas durante años por multitud de organizaciones de pilotos, bomberos, ingenieros y arquitectos de todo el país, conocimientos compartidos y muy extendidos por internet desde hace muchos tiempo y que vienen a desmontar una versión oficial de los hechos, que carece de cualquier sentido.
En una escena clave para entender el sofisticado juego deductivo que se nos propone, William y Caleb se adentran en el bosque en busca de comida pues el padre ha colocado cepos días atrás. El joven Caleb pregunta insistentemente a su padre por su hermano pequeño desaparecido, a lo que William rehuye constantemente, añadiendo que se lo han llevado los lobos y que ya no hay nada que hacer. Una extraña reacción sin duda de un padre que no se muestra en absoluto desesperado por la desaparición de su hijo,  sino por conseguir alguna presa. En esa misma escena se encuentra el meollo de toda la cinta, pues William afirma que días atrás hizo un trueque con dos personas y entregó un valioso cáliz de plata que pertenecía a su esposa a cambio de alimentos y un caballo. La pregunta es: ¿el bebé desaparecido entró también en el trueque? Teniendo en cuenta que el bebé no estaba bautizado y que el único lugar donde puede ser bautizado es en la colonia de la que han sido desterrados, pienso que la respuesta es más que evidente.
"La Bruja" abre varios frentes desde su inicio que parecen encajar en su desconcertante y onírico desenlace, y que tanta indignación e incomprensión están originando entre muchos espectadores que muy probablemente esperaban u producto muy distinto al visto en el cine. Por una lado tenemos el drama de la pérdida del bebé, y por otra las tensiones internas y externas que afectan a la protagonista absoluta de la cinta: la joven Thomasin, hermana mayor de la familia. Sobre ella recaen todas las tareas domésticas, cuidar de sus hermanos, dar de comer  a los animales, ordeñar y limpiar la ropa de sus padres. La nobleza de la joven y su arrojo la ponen rápidamente en el punto de mira de sus histriónicos padres. Y no solo eso. Eggers juega con la sutileza de los gestos y el lenguaje para mostrarnos una relación incestuosa entre padre e hija, como mínimo en deseo soterrado, y si bien no queda claro que se haya llevado a cabo ningún contacto carnal entre ambos, sí se percibe un claro deseo por parte de William. De la misma forma, y esta vez mucho mas evidente, el joven Caleb desea a su hermana, a la que con disimulo, en otra escena memorable de la película, mira los pechos de Thomasin mientras esta lava la ropa en el río. La joven, en un arrogante comentario propio de una adolescente que desea liberarse del férreo control de sus padres y todo lo que simbolizan (fanatismo religioso, ideología patriarcal), asusta a su hermana pequeña autoproclamándose "la bruja del bosque", afirmando incluso haber firmado un pacto con el diablo.
Hay otra escena clave en la película posterior a esos hechos en los que Thomasin y Caleb se pierden en el bosque, llegando el primero hasta la cabaña de bruja, que adopta la forma de una bella joven, que lo besa en los labios y posteriormente lo captura. El joven Caleb aparece horas después desnudo y absorto en mitad de una fuerte tormenta, como poseído, y después de una extraña revelación, vomita una manzana mordida y fallece de forma dramática. ¿Realmente Caleb ha sido secuestrado por una bruja, o por el contrario ha mantenido una relación incestuosa con su hermana Thomasin en el bosque? ¿Ha sido "embrujado" por su hermana, de la misma forma que lo está también su padre? Katherine, la estricta madre, intuye que así es, y culpa a Thomasin de todos los males sucedidos. La tensión es total, y si nos atenemos al cuento de terror que literalmente se nos narra, el diablo está haciendo su trabajo perfectamente destruyendo la familia de colonos ingleses. Diablo que (y aquí entra de nuevo la doble y rica lectura que de la película podemos hacer) supuestamente se encarna en unos de los animales que posee la familia, el macho cabrío de color negro apodado Philip "El negro", que juguetea con los hermanos gemelos y supuestamente les revela que su hermana Thomasin es una bruja. ¿Juegos infantiles o presencia diabólica encarnada en un animal?
Una de las escenas más perturbadoras es la del sueño de Katherine, en el que recibe la visita de sus dos hijos muertos y en el que forma explícita podemos observar el cáliz de plata dejando muy claro que la ausencia del bebé está relacionada con el trueque que William llevó a cabo en un repugnante y cobarde acto. La madre, creyendo que está junto a sus hijos, es realmente picoteada en el pecho por un cuervo negro. Es, sin duda, una imagen difícil de olvidar. El desenlace de la película no hace sino abrir más interrogantes si cabe, cuando el macho cabrío mata a William de varias cornadas, si bien una lectura racional y lógica de los hechos acontecidos en la parte final del metraje deja muy claro que el pacto con el diablo que Thomasin firma en el cobertizo (excelente escena, por cierto) y el posterior aquelarre no es sino una ensoñación liberadora de una adolescente. Thomasin, que recordemos ya decía haber pactado con el diablo, bromeando con su hermana pequeña, materializa su fantasía mientras duerme apoyada en una mesa. Desnuda, y con el rostro manchado de sangre tras asesinar a su madre con un cuchillo, Thomasin observa en mitad del bosque una reunión de brujas jóvenes que levitan y gozan sentadas sobre escobas alrededor de una gran hoguera, escobas que bien pueden representar al falo patriarcal que ha escrito la historia durante los últimos siglos de la humanidad, aparte de un símbolo sexual para el sexo femenino, también es su sometimiento cultural. La joven, perpleja, abre los brazos y vuela literalmente en un acto mágico, diabólico, transformándose así en una mujer libre en un desenlace con tintes feministas, cerrando así un relato tan arriesgado como desconcertante.

- Manuel Panadero.


miércoles, 6 de abril de 2016

REGRESIÓN. Manipulación y prejuicios.

(El presente texto contiene spoilers. Abstenerse quienes no hayan visto la película)


Lo siento, pero no. "Regresión" no es un thriller al uso. Os va a decepcionar si esperáis ver la película definitiva de Amenábar, director habilidoso y gran conocedor particularmente de los entresijos del género que nos ocupa, autor de notable caligrafía fílmica pero en ningún caso ese genio precoz como se le catalogó en su día. Ese sambenito es el que, a la postre, le está dando tantos quebraderos de cabeza a Amenábar. Todo lo que hace se mira con lupa, por crítica y público. Pero volvamos a la idea que encabeza este texto: "Regresión" no es un thriller al uso. La atmósfera gris y lluviosa puede recordarnos a clásicos como "Seven", o a filmes mas actuales como "Prisioneros". Incluso a series como "True detective", obras con las que comparte sólo ideas formales y de estilo. Pero realmente no hay nada o casi nada en común. Lo que molesta, y esta vez mas al público (su gran aliado desde siempre) que a la crítica, es que Amenábar ha ido demasiado lejos con su nuevo McGuffin. Como propuesta es demasiado plana en su capa superficial, y a la par, es demasiado sofisticada para ser explorada por un público muy acomodado en el terreno de las explicaciones fáciles. 
No voy a detenerme demasiado en explicar ni el argumento ni la trama de la película, tan solo intentaré argumentar porqué "Regresión" es una propuesta interesante y bien construida, y lo mejor de todo, porqué deja huella y fomenta un debate profundo y duradero. Tenemos por un lado una investigación llevada a cabo por el policía Bruce Kenner (Hawke), en la que el padre de una joven, Angela (Watson), se entrega a las autoridades asumiendo que su hija lo ha denunciado por abusos sexuales. El padre de la chica entra en la comisaría en estado de shock tras bajarse del coche. Amenábar filma un plano en primera persona, y usando un leve desenfoque, una percepción subjetiva que deja bien claro que todo lo que sucede en ese momento se debe al aturdimiento del personaje. Resulta igualmente llamativo que Bruce Kenner, mucho mas avanzada la película, sea filmado de la misma forma entrando en la comisaría. Es una forma elegante y una idea de puesta en escena muy loable por parte de Amenábar, que nos deja muy clara la naturaleza subjetiva del relato, caracterizado por una idea central interesantísima: la alteración de la voluntad del individuo en su entorno social, y su relación con una comunidad manipulada inconscientemente. 
Pero mejor detengámonos primero en cómo Amenábar nos cuela esa idea tan interesante. Kenner y el profesor Raines someten a Gray a una terapia de regresión para que recuerde lo sucedido con los supuestos abusos sexuales a los que ha sometido a su hija. Ambos, el policía y el científico, insisten en estimular a Gray con frases inducidas que pueden modificar sus (¿falsos?) recuerdos, sino crearlos de la nada. Y ahí está la clave de la película, pues esa sesión de regresión va a condicionar la siguiente investigación de Kenner, tortuosa para él y todos sus compañeros policías en busca de una secta satánica inexistente.
Amenábar juega de forma magistral a introducir ideas falsas y prejuicios en el espectador, manipulando su punto de vista con una regresión en toda regla. Regresión de la que ni los propios personajes del relato se escapan: Kenner comienza a tener pesadillas muy realistas en las que es secuestrado por satánicos en su propia casa, e incluso iniciándolo en un ritual escalofriante en el que el propio policía mata a un bebé y se lo come. Absolutamente desconcertante y brutal.
“Regresión” es una metáfora valiente y defendible sobre el poder que ostentan los medios de comunicación, las multinacionales, las religiones o los gobiernos para dirigir nuestras vidas y hacernos creer que todo lo que nos cuentan es real. Es una alegoría sobre la indefensión del individuo frente a semejantes poderes oscuros y codiciosos. Por eso no es de extrañar que Kenner descubra que se ha autoinfligido una regresión escuchando las declaraciones de Angela en una grabadora mientras visita el taller de su padre, supuesto escenario de las orgías y sacrificios satánicos, sin olvidar, por supuesto, el magnífico momento en el que descubre que la anciana de sus pesadillas es la protagonista de un anuncio de una marca de sopa que él mismo come a diario y ve en anuncios, sin percatarse de ello. De la misma forma podemos entender que no es casual que Angela represente el poder de los medios de manipulación masiva, como demuestra la secuencia final en la que, mirando directamente a la cámara, reitera que hay que creer en la existencia de las sectas satánicas. Que Angela viva recluida en una iglesia bajo la protección incondicional del reverendo Murray durante toda la película deja a las claras también la connivencia entre religión y Poder. Regresiones constantes que dirigen nuestras vidas, moldeándolas, introduciendo ideas preconcebidas, haciéndolas nuestras, creyéndolas nuestras. 
Las capas populares mas desfavorecidas como campo de experimentación para aplicar regresiones aún mayores. El propio Kenner lo dice autocovenciéndose: “tengo la sensación de que esto es algo mucho más grande”. No se equivoca. Amenábar cierra el relato el plano de un cielo despejado y plácido, aportando esperanza y luz a un excelente relato sobre la mirada distorsionada del individuo alienado, y la psicosis y manipulación social que vertebra las sociedades modernas.

MA_ Panadero


miércoles, 16 de marzo de 2016

LA VISITA. Gamberrada de Shyamalan

ATENCIÓN: El siguiente texto revela importantes datos de la película. No se recomienda leerlo antes del visionado del film.

El director M.Night Shyamalan ha vuelto a hacer, por fin, lo que realmente sabe, crear atmósferas malsanas y misteriosas con muy pocos elementos, hacernos vivir dramas familiares con parábolas moralistas, a la par que hacer reflexionar  al espectador sobre el rol que todos nosotros jugamos en la vida. Los personajes que protagonizan las películas de Shyamalan están siempre perdidos, buscando su redención. Un elemento externo, sobrenatural como norma general, ayudará al cambio interior necesario para volverse a encontrar con ellos mismos y a su vez con todos lo que les rodean. Shyamalan repite argumentos, situaciones y obsesiones en cada película, en un indisimulado intento de reivindicar sus valores personales y transmitirlos al espectador. 
"La Visita" es un relato sencillo y contundente sobre dos hermanos adolescentes que viajan para visitar sus abuelos, a los cuales no conocen en persona. Pronto descubrirán que los abuelos hacen cosas extrañas, y que no andan muy bien de salud mental. Becca, la hermana mayor, tiene el deseo de rodar un documental sobre la visita a sus abuelos, y de hecho, lo que vemos en pantalla es el resultado final de las filmaciones y el montaje elaborado por la adolescente. Por si había dudas, Becca habla por la boca de Shyamalan.
Como es ya también habitual y marca de la casa, Shyamalan nos sorprende con un giro de guión inesperado: los abuelos no son quienes dicen ser, sino dos enfermos mentales que han suplantado a sus abuelos reales, a los cuales conocían en su labor como voluntarios en un hospital psiquiátrico. Los dos perturbados mentales han asesinado a los abuelos y los dos adolescentes, Becca y Tyler, están en peligro sin saberlo. Lo verdaderamente interesante de la pelicula es cómo está rodada y la reflexión de Shyamalan sobre el cine y su propia carrera como cineasta. 

Volviendo al estilo elegido para filmar la película, es decir, un falso documental (y sin banda sonora), "La visita" muestra a las claras las dos facetas de Shyamalan. Becca es meticulosa eligiendo los encuadres, conocedora de la técnica cinematográfica. Tyler, por el contrario, desconoce la técnica y la ética profesional pero por contra acierta en sus decisiones basadas en el instinto. Toda una declaración de principios de un director que después de coquetear con las superproducciones vuelve a sus orígenes. Mejor así.
Respecto al desenlace de la película (lo mejor de la cinta, sin duda) ambos hermanos saldrán airosos de la amenaza, enfrentándose a los dos enfermos mentales que han asesinado a sus abuelos y los han suplantado. Becca, acomplejada por su físico y dolorida por la marcha de su padre cuando solo  era un niña pequeña, tendrá que usar un espejo para evitar ser cazada por la enferma mental que ha suplantado a su abuela, librándose de ella con un trozo de cristal como arma asesina. Tyler se enfrentará al enfermo mental que ha suplantado a su abuelo, en una pelea a vida o muerte en la que el niño supera el su aversión a la suciedad y a un fracaso deportivo en la infancia. Todos los traumas están relacionados con la ausencia del padre en sus vidas. Tyler le confiesa a su hermana que "la gente marcha porque encuentran cosas que les gustan más", en relación a la marcha de su padre cuando ellos eran muy pequeños. Ambos hermanos asumen su rol en la familia en la que su padre nunca estuvo y su madre está de crucero con su novio.
Quizá la pelicula es mas una mirada nada halagüeña sobre la destrucción de familia y la dificultad de mantenerla a flote en el actual contexto social. El enfoque que da Shyamalan sobre las inquietudes infantiles y preadolescentes no es nada nuevo, como ya vimos en anteriores trabajos suyos como "El sexto sentido", "El protegido" o " Señales". Los niños son presentados en su cine como un reflejo de miedos presentes y futuros de las sociedades capitalistas y la incertidumbre en la que están asentadas. Nada escapa a la lupa de este mago del suspense y humanista declarado. Nada, ninguna inquietud y frustración humana es desechable para Shyamalan. Su cine es sencillo, directo, y esconde una complejidad digna de estudio a distintos niveles. "La visita" viene a demostrar que Shyamalan ha vuelto, y que lo mejor de su cine está aún por venir. El relato se cierra con un mensaje honesto y que toca la fibra: "nunca guardes rencor a nadie". Un broche perfecto a una joya que dará que hablar durante mucho tiempo.

MA_Panadero

domingo, 13 de marzo de 2016

30 AÑOS DESPUÉS DEL PRIMER JASON "DESTROYER"

Los años 80 fueron alocados y hortera como todos sabemos. Producto de la supremacía del espíritu irreverente y ácido de aquéllos años en los que la serie B aún tenía cierta influencia en la industria del cine americano, surgió la saga Friday the 13th, conocida aquí como Viernes 13. No hay que olvidar, por otra parte, que esta saga nace a la sombra del fenómeno creado por John Carpenter a finales de los 70 con la magnífica Halloween, película que en cierta parte sienta las bases del subgénero de psycho killers tal y como se conoce hoy, sin olvidar por supuesto The Texas Chainsaw Massacre, otra obra capital que nos permite entender el cine de terror actual y más concretamente variante slasher, muy enfocado siempre (no olvidemos este punto importante) a satisfacer sobre todo al público adolescente, protagonista de estas películas tanto dentro como fuera de la pantalla.
A la sombra del hombre de máscara blanca y aspecto fantasmal llamado Michael Myers, motor de Halloween y sus posteriores secuelas, no solo surge Friday the 13th y Jason Voorhees, el asesino de la máscara de hockey, sino multitud de subproductos que usan los mismos recursos y tics explotando el filón, destacando con brillo propio películas modestas pero no menos simpáticas como Madman o The Burning, ambas sin continuaciones. Centrándonos de nuevo en Friday the 13th, saga inaugurada en 1980 y acompañada de una secuela por año, la franquicia se estanca con el capítulo IV, supuestamente el último (The final Chapter), pero Paramount, y el productor Frank Mancuso Jr, deciden tirarse al fango y ruedan una quinta parte que intenta de alguna forma revitalizar la saga. Todo queda en un intento vago y poco coherente, de modo que Jason, y no el pseudo-Jason de la quinta entrega, vuelve de la tumba en el año 1986. Y de qué forma. Si bien Jason ya parecía indestructible estando vivo, imagínense si vuelve de la tumba resucitado por un rayo cual criatura de Frankenstein, de la que tiene no pocas influencias.
Friday the 13th Part VI: Jason Lives es una de las películas más alocadas, carismáticas y adictivas no ya solo de la saga, sino del cine de terror de serie B de los años 80. Tres décadas después su visionado resulta sumamente grato, y se puede apreciar el excelente trabajo realizado por Tom McLoughlin tras la cámara. El prólogo de la película es para enmarcar, creando una atmósfera idónea para preparar el regreso de Jason del mundo de los muertos. Tommy Jarvis, protagonista de los capítulos IV y V sigue obsesionado con Jason y junto a su amigo Allen Hawes decide visitar el cementerio donde se enterró al asesino en serie para asegurarse de que realmente esté allí, muerto y enterrado. McLoughlin filma de forma magistral la escena de apertura en el cementerio, con un ritmo prodigioso y efectivo, sin duda pocas veces se ha aprovechado tan bien un escenario para crear una sensación de terror frío y pegajoso. Son inolvidables los travellings que siguen a los dos personajes por el cementerio, hasta toparse de bruces con la lápida de Jason. La exhumación del cadáver putrefacto de Jason, envuelto en un manto de telarañas y gusanos, transmite tanta repulsión como miedo. La magnífica fotografía de Jon Kranhouse, de tonos fríos y textura sucia y macabra dan forma a todo el filme pero sobre todo a esta magistral escena. La atmósfera pesadillesca de la exhumación de Jason, rodada y montada de forma brillante, deja a las claras la honestidad con la que se eleboraban las películas de la franquicia, totalmente artesanales, y a su vez el descaro y desvergüenza a la hora de escribir guiones absurdos e inverosímiles. Una vez abierto el ataúd de Jason, Tommy se ensaña con el cadáver, clavando con ira una barra de acero sobre los restos del asesino. Instantes después un relámpago, casualmente, cae sobre la barra de acero clavada sobre el pecho del cadáver  y genera una enorme descarga eléctrica... reviviendo así a Jason (¿¿¿???). El disparatado acontecimiento no termina ahí: Jason abre el ojo primero, observando con sigilo a Tommy, y de golpe sale de la tumba, intentando capturarle. Tommy consigue zafarse de Jason, al que intenta quemar a la desesperada rociándolo con gasolina, pero, de nuevo (oda a la inverosimilitud), empieza a llover y el agua apaga la cerilla. Hawes aparece por detrás de Jason y le golpea con una pala en la cabeza, y éste, con extrema brutalidad, atraviesa el pecho del amigo de Tommy arrancándole el corazón de cuajo. Tommy huye acongojado mientras Jason, tan tranquilo, se coloca de nuevo la máscara de hockey y agarra el barrote afilado con el que sale de cacería de nuevo por los bosques de Crystal Lake. McLaughlin controla a la perfección el terreno en el que se mueve y rubrica así el esperado reseteo de la franquicia y revivido Jason Voorhees, un muerto viviente poderoso y brutal que a la postre protagonizaría cinco películas más, la mayoría de ellas siendo un zombie.

Friday the 13th Part VI: Jason Lives se mueve entre la parodia, el humor negro y la repetición machacona de los tópicos del subgénero slasher. Hay momentos memorables como el asesinato múltiple del grupo de de jugadores de paintball que merodean por los bosques de Crystal Lake, a los que Jason decapita de un solo machetazo (escena que, por cierto, fue censurada absurdamente). La relación de Tommy Jarvis,  Megan (una sexy y preciosa Jennifer Cooke) y su padre, el Sheriff Garris, formarán un triángulo que vertebrará la subtrama de la película, jugando los tres al ratón y al gato, mientras Jason elimina a sus anchas y con extrema brutalidad a todos los incautos que se cruzan en su camino.
El nuevo giro de la franquicia se ve evidenciado en varios aspectos: sería la última colaboración de Harry Manfredini en la saga, célebre creador no ya solo de todos (y excelentes) score de Friday the 13th, sino también del famoso grito de guerra "Kill Mama". Y no hay que olvidar tampoco el rompedor temazo de Alice Cooper "He´s back. The man behind the mask", perfectamente acorde con el espíritu de la película.
A partir de esta secuela, una de las mejores de la saga, sino la mejor, por reunir los mayores aciertos y enfocarlos de forma autoparódica, Friday the 13th empieza a agotarse porque pierde toda la gracia. La séptima entrega, por ejemplo, pese a tener muy buenos momentos y unos excelentes efectos especiales (y el mejor diseño de Jason nunca visto), resultaba tediosa y no enganchaba. Por contra, Friday the 13th Part VI: Jason Lives, estrenada en España directamente en vídeo doméstico (siendo la quinta entrega la última estrenada en salas de cine en nuestro país), es un ejercicio de serie B dinámico y efectivo, una joya que encumbra a Jason en una leyenda indestructible.

MA_Panadero
(Para Sergio)



Videoclip "The man behind the mask":
https://www.youtube.com/watch?v=yE3ZfNs4_Hg

Trailer de la pelúcula:
https://www.youtube.com/watch?v=g5u75gMUcEI

miércoles, 2 de marzo de 2016

¿MERECE LA PENA UN MONITOR 4K?

Gran pregunta, ¿verdad? No creáis que es la respuesta es fácil, después de investigar sobre qué monitor comprar, qué pulgada y qué tecnología elegir, ya que, generalmente, un monitor solemos usarlo para casi todo y queremos que nos dure al menos cinco años a pleno rendimiento. El principal problema viene cuando intentamos decidirnos a día de hoy por un FullHD o un 4K, ya que sino tienes un PC de gama alta, no vas a poder aprovechar la resolución que da un monitor UHD (recordemos que UHD engloba las resoluciones 4K y 8K).
Sólo tarjetas gráficas de gama alta van a aprovechar estos paneles como debe ser, o usando Crossfire o SLI, lo cual convierte el invento en algo disparatado para disfrutar de juegos a 4k 60fps. ¿Y qué hay de las películas? Netflix, por ejemplo, ofrece títulos en 4K pero, ¿son nativos o es un reescalado? Teniendo en cuenta la que se ha formado la última campaña de navidad con los títulos 4K BluRay, que no tienen realmente esa resolución nativa, y los reproductores que hacen los mismo, reescalar de 1080p a 2160p, la confusión está asegurada. En resumen: el 4K es mas un proyecto que una realidad sinos referimos a todo tipo de contenidos.
Aparte de las resoluciones, ¿qué tipo de monitor LED comprar, VA, TN, IPS o PLS? Muchos fabricantes son bastante opacos con las especificaciones de los monitores. Explicado de forma rápida y resumida, los paneles PLS son los que mejor resultado dan en líneas generales, y dejan atrás los problemas que por ejemplo daban los TN, que aunque ofrecen una excelente calidad de imagen, son paneles con tiempos de respuesta lentos, apareciendo así el temible "ghosting". Aparte, como los IPS, ofrecen 178º para ver los contenidos de forma óptima. Los más rápidos, los VN, son perfectos para cine de acción o deportes, pero dejan que desear en calidad de imagen. Eso nos lleva a otra de las dudas recurrentes: los tiempos de respuesta. El tiempo de respuesta es ni mas ni menos que la rapidez con la que los pixeles cambian de un color a otro y después vuelven a su color original. Los famosos milisegundos, vaya. Según los contenidos para los que vayamos a usar el monitor tendremos que comprar uno u otro, por ejemplo para jugar lo recomendado es un rango de 1-5 milisegundos.
Por otra parte, hay que tener en cuenta otros factores como la conectividad o la tasa de refresco. Casi todos los monitores 4K ofrecen varios conectores HDMI (casi nunca HDMI 2.0, óptimo para resoluciones 4K a 60fps), y alguno Display Port para gráficas de gama alta o Mac. También incluyen USB 3.0 generalmente. Retomando la tasa de refresco, que no es otra cosa que las imágenes que puede mostrar el monitor en un segundo, los distintos fabricantes suelen ofrecer cifras mareantes como por ejemplo para los monitores "gaming". Los habituales 144Hz, ¿son realmente necesarios cuando el ojo humano no suele ver mas de 40 imágenes por segundo, lo que podría traducirse en 40 Hz?
¿Merece entonces la pena comprar un monitor 4K en estos momentos? Por la mitad de precio, incluso mucho menos, podemos comprar monitores 1080p con excelentes prestaciones. Pero claro, también es cierto que algunos monitores 4K reescalan de forma espectacular contenidos en 1080p a 2160p, de modo que comprar un 4K es una inversión de futuro. Mi conclusión es que sí merece la pena comprar un monitor 4K, los hay por unos 500 euros, no son gama alta, pero ofrecen una calidad excelente y sirven para cualquier tipo de contenido 1080p o UHD. Pero, ojo, no son monitores 4K IPS. Esos se disparan de precio. En ese caso, quizá, lo más recomendable es comprar un buen monitor 1080p y esperar a que bajen los monitores 4K de gama alta, tú decides.

MA_Panadero




Algunos monitores 4K asequibles y que ofrecen buenas prestaciones:

http://www.philips.es/c-p/288P6LJEB_00/brilliance-monitor-lcd-lcd-4k-ultra-hd
http://www.samsung.com/es/consumer/it/monitor/uhd-monitor/LU28E590DS/EN
http://www.acer.com/ac/en/GB/content/model/UM.QB6EE.010
http://benq.es/product/monitor/bl2420u/

Por último, un interesante test para poner a prueba el tiempo de respuesta de tu monitor o cualquier monitor que tengas oportunidad de probar en cualquier tienda de electrónica:

http://eizo.es/monitor-basics/response_time






lunes, 29 de febrero de 2016

SUPER MARIO 64. Veinte años después


El 23 de junio del presente año se cumplirán veinte años desde que Nintendo lanzara una de sus obras magnas, título capital para entender el llamado "salto a las tres dimensiones", así como su posterior evolución conceptual y, no lo olvidemos, su actual estancamiento y crisis. Si bien es cierto que por aquel entonces Nintendo retrasó su consola Nintendo 64 en varias ocasiones, Super Mario 64 superó todas las expectativas habidas y por haber. Solo unos cuantos afortunados pudieron verlo correr en una beta un año antes en la feria Shoshinkai de 1995, y ya se hablaba de juego rompedor y revolucionario. Veinte años después el juego sigue luciendo imponente, y deja bien claro que no solo es una obra maestra del diseño de videojuegos, sino el punto de partida de todo lo que conocemos hoy día como juegos tridimensionales. Aunque resulte complicado de entender para los que no vivieron el lanzamiento de este juego en su momento, nunca antes se había visto nada igual, de modo que Super Mario 64 sorprendió por su impecable apartado técnico, pero sobre todo porque esta cualidad iba unida a un nuevo nivel en la escala evolutiva del mundo del videojuego. El salto fue tan grande, tan abrumador, que hoy día casi todos los juegos de plataformas son comparados con Super Mario 64. También es difícil ignorar el control pad que se lanzó para la consola (Nintendo 64 Controller), igual de revolucionario que el juego, ya que por primera vez se incluyó un stick analógico y un gatillo en la parte posterior del mando. Super Mario 64 habría sido imposible sin la precisión que el nuevo mando ofrecía (según la intensidad con la que presionáramos el stick, Mario andaba despacio, trotando o corriendo, por ejemplo). Hay que afirmar de forma contundente que después de la llegada de Super Mario 64, por todo lo que aportó como juego y como experiencia, unido en perfecta simbiosis con el mencionado Nintendo 64 Controller, todo cambió para siempre. Los puntos fuertes de Super Mario 64 siguen siendo una solidez y originalidad fuera de toda duda. Destaca sobre todo la elección de la cámara y sorprendentes perspectivas para seguir la acción en todo momento. Lo que hoy vemos tan normal en todos los juegos, utilizar un stick en cualquier mando, para mover la cámara, alejarla o acercarla al personaje de cualquier juego, eligiendo a nuestro gusto la perspectiva más cómoda, se vio por primera vez en Super Mario 64.  También sorprendía y sigue sorprendiendo la sencillez de manejo de Mario teniendo en cuenta la gran variedad de movimientos y acciones que éste puede realizar, como trotar, correr, trepar, andar a hurtadillas, saltar hacia adelante, hacia atrás, nadar, bucear, volar, dar puñetazos y patadas... todo fue novedoso y revolucionario. Pero, ¿cómo era el diseño de todos y cada uno de los niveles por los que se desplazaba Mario? De nuevo, se sentaron las bases para crear escenarios tridemensionales, libertad de movimientos, y el orden arbitrario para realizar misiones. Los escenarios de Super Mario 64 eran tan variados, ingeniosos, y aprovechaban tan bien el sistema de cámaras y las habilidades de Mario, que se convertían de alguna forma en un parque temático en el que gozar de forma infinita. Nada hubiese sido posible sin el potente motor gráfico desarrollado por la propia Nintendo, y usado posteriormente en The Legend of Zelda: Ocarina of Time, todo se movía ante nuestros ojos con una soltura y suavidad increíbles.
Super Mario 64 sigue siendo preciso en su control, contundente, sorprende por cómo aguanta el paso del tiempo, y habiendo servido de base para otros juegos posteriores de Mario, es extraño que la profundidad de éste se haya diluido con los años, reduciéndose a experiencias más sencillas y asequibles como Super Mario 3D World o los distintos New Super Mario Bros. Inolvidables momentos como la fase acuática "Dire Dire Docks", acompañada por la calmada y melancólica melodía de Koji Kondo, las carreras contra el pingüino en la montaña helada, la casa fantasma y sus enigmas... son tantos, tantísimos e inolvidables momentos, detalles ingeniosos y sorprendentes, todos rubricados por el mismísimo Shigeru Miyamoto, que sobra añadir mas palabras. Por ello mejor rejugarlo como yo hago en estos momentos con la versión remozada, y respetando el formato original 4:3 de la versión para la consola virtual de WIIU. Cierto, hay muchos emuladores, desde hace mucho, que mejoran incluso la experiencia de juego de la revolucionaria y malograda Nintendo 64, pero qué le voy a hacer, prefiero un homenaje por todo lo alto jugando en una consola de Nintendo.

MA_Panadero